
Un día un poco lejano, cuando yo tenía unos 8 años, mi mamá me compró cuatro pequeñas tortugas, en ese tiempo estaban de moda las tortugas Ninja así que les nombré: Leonardo, Raphael, Michelangelo y Donatello.
Eran cuatro hermosas tortuguitas, y en un principio las alimentaba como me dijo el veterinario, pero después de algunas semanas como que me empezó a aburrir eso de cuidarlas y pues pasó lo que tenía que pasar.
Yo soy muy friolenta y pensé que ellas también lo eran, por eso las saqué a mi patio a que se asolearan un poco y cual fue mi sorpresa que al finalizar el día cuando las metí, una de ellas (Leonardo) ya no estaba con vida. Entonces fui al veterinario y me dijo que había muerto por la exposición al sol tan fuerte. Entonces ya solo me quedaban tres tortugas.
Pocos días después empecé a ver un comportamiento extraño en Raphael: muy seguido se salía de su pecera y se aventaba al enorme abismo que había entre la mesa y el suelo. Hasta que un día ya no se levanto y se me hizo muy raro así que la lleve al veterinario. Éste me dijo que de igual forma esta tortuga había muerto, por fracturas en su caparazón.
Nooooooooo!! Me dije, ¿Qué estoy haciendo mal? Según yo todo de mi parte y se morían y se morían. Y de las cuatro que tenían ya solo me quedaban dos.
Bueno a partir de ahí según yo las iba a cuidar más pero con el paso del tiempo me daba más flojera y flojera.
Y se me olvidaba darles de comer, así que una mañana, note algo extraño a Michelangelo y lo lleve al veterinario. Y en el camino se complico y cuando llegamos con el veterinario ya no estaba con vida.
Así que de las cuatro que tenía, ya nada más me quedaba una.
Cuando llegue mi casa, ya no estaba Donatello, oops, la busque durante muchos días. Peor me parece que al ver como era de descuidada mejor de dio a la fuga antes de que ella también se muriera.
Así que mejor ya no me compre nada de mascotas, y desde ese día ya no me he comprado ni un pez. Jaja
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